El ambiente del restaurante es bello y está bien cubierto del sol, sin dejar de ser muy iluminado. Cuenta con tres ambientes, una terraza pequeña al frente, un salón cerrado y una terraza hacia atrás donde se comparte con la cocina y la barra.
El personal es agradable y atento en su trato, dispuesto a resolver dudas y entregar recomendaciones en caso de indecisión.
La comida es tradicional, pero de calidad y exquisita. Se destacan platos como la pastelera de choclo con pescado frito, postres maravillosos y un brownie que deja un sabor delicioso.
Sí, los postres son muy exquisitos, especialmente la algarrobina y el mouse de chocolate blanco.
Sí, sin duda volvería a seguir degustando de su excelente carta. El lugar es muy acogedor y el servicio es muy bueno.